Pedro Pascual
No cabe duda alguna que Grecia es el ejemplo o más bien la
referencia, el lugar en el que aprender lecciones y errores, el lugar que nos
enseña tanto los fantasmas como los monstruos que están surgiendo. Grecia es la
Vanguardia, por ser el primer país que perdió la soberanía de manera absoluta,
como por tener un Partido Comunista que interpretó de una manera certera la
actual crisis del sistema capitalista y sus consecuencia. Pero Grecia no es
algo abstracto – Ejemplo, Referencia, Vanguardia – es un país real con 1,2
millones de parados, con 2,8 millones de personas que no tienen lo suficiente
para vivir, con sueldos ínfimos de 580 euros, con recortes vergonzosos de
pensiones, con abusivas subidas de impuestos. Es decir, es un país donde el
pueblo trabajador está sufriendo en sus carnes el ataque capitalista e
imperialista, y a la vez es el pueblo que mejor está respondiendo al ataque,
con organización y lucha. Si hablamos de Ejemplo, Referencia y Vanguardia es
porque Grecia fue la primera, pero tras ella vino Portugal y va España, países
con un pasado, común, con idéntico presente y similar futuro.
Posiblemente Portugal aun no esté en la situación de Grecia y a España le
falta poco para alcanzar a Portugal, pero el destino de ambos es paralelo y se
igualará.
Ante esta situación considero oportuno recordar un apunte de
A. Gramsci:
“La fase actual de la lucha de clases es la
fase que precede a la conquista del poder político por el proletariado
revolucionario, mediante el paso a nuevos modos de producción y de distribución
que permitan una recuperación de la productividad, o bien a una
tremenda reacción de la clase propietaria y de la casta de gobierno.
Ninguna violencia dejará de aplicarse para someter el proletariado industrial y
agrícola a un trabajo de siervos; se intentará destruir inexorablemente los
organismos de lucha política de la clase obrera (Partido Socialista) e
incorporar los organismos de resistencia económica (los sindicatos y las
cooperativas) al sistema de engranajes del Estado burgués.”[1]
Así como recordar un análisis de altas miras del KKE:
“La prolongación del memorándum que propone el gobierno así
como la negociación de SYRIZA para que el pago de la deuda sea aplazado uno o dos
años o reducido a través de un llamamiento a organizaciones internacionales y
negociaciones, o el retorno al dracma son diferentes versiones que traerán
nuevos problemas al pueblo mientras que el capital se beneficiará un vez más.
La teoría de dirigentes de SYRIZA que la quiebra es un arma de los débiles, es
igualmente perjudicial para el pueblo. En Argentina hubo un cese de pagos, su
moneda fue desvinculada del dólar, después de años se produjo una nueva
negociación y cancelación de una parte de la deuda, pero el desempleo y la
pobreza se incrementaron a pesar del desarrollo capitalista. En ningún caso
dentro del marco del sistema y de la Unión Europea el pueblo se beneficiará: la
situación actual implica una devaluación interna dentro de la eurozona y recortes
continuos de salarios, pensiones y gastos sociales. La quiebra y la salida de
la eurozona significarían un aumento agudo en los precios en afluencia de los
productos importados, una gran pérdida de poder adquisitivo de los
trabajadores. En ambos casos, los elementos comunes son el ataque de impuestos
y el debilitamiento profundo del potencial de desarrollo del país.
Sectores del capital quieren y se verán beneficiados de la
salida de Grecia de la eurozona, puesto que invertirán con menos capitales en
un país de moneda devaluada y salarios al nivel de los de Bulgaria.
Las decisiones de la burguesía y de la Unión Europea son
implacables. Quieren que la fuerza de trabajo sea barata y sometida, el
aplastamiento del movimiento obrero , popular, clasista y radical. Por ello
insistimos en que los trabajadores deben dar la espalda a las fórmulas de
gestión de la crisis por parte del gobierno y de SYRIZA, que el pueblo tiene
que trazar su propio camino hacia la toma del poder y del gobierno
que le liberará de la crisis y la quiebra de una vez por todas. La vía de la
salida de la crisis a favor del pueblo, para la prosperidad social hoy es
inextricablemente ligada a la demanda de retirada y de cancelación unilateral
de la deuda, con el pueblo convirtiéndose en dueño de la riqueza que produce.”[2]
“PEOPLE
OF EUROPE, RISE UP”.
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