jueves, 26 de enero de 2012

Salvador Cayetano Carpio. La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberació


Esta conversación que vamos a tener fundamentalmente favorece los intereses de la Revolución de El Salvador, ya que el conocimiento de algunos de los aspectos por parte de compañeros, como ustedes, nos ayuda mucho.
Creo que no se podría entrar en una profundización completa de cada tema, porque más que todo pensaba que esta primera conversación fuera como un esbozo general de los aspectos de nuestra revolución. Por eso quería tocar, como primer punto, algunas raíces del proceso revolucionario en El. Salvador, aunque sea simplemente mencionarlos.
1. La Revolución en El Salvador es parte del proceso revolucionario centroamericano.
La Revolución en El Salvador nosotros consideramos que se inscribe en el proceso revolucionario de la Revolución Centroamericana. Esto tal vez tiene diferencias en cuanto a las revoluciones en otros países, que aún cuando tienen lazos con todas las revoluciones latinoamericanas, sin embargo se inscriben dentro de la Revolución de un solo país, con enlaces con el proceso revolucionario de todo el resto del continente. Pero en El Salvador esto tiene que verse más concreto. Nosotros lo vemos como parte de un todo, de todo un proceso de la Revolución en Centroamérica. No podría estar completo el concepto de la Revolución en El Salvador, si la viéramos como una revolución de liberación nacional, exclusiva y propia, sino que corresponde a un movimiento revolucionario de pueblos de determinada región que es Centroamérica. Eso se debe a las mismas raíces históricas de Centroamérica.

Ustedes saben que cuando se independizó del vasallaje colonial español, Centroamérica era un solo país colonizado por España, con su capital en Guatemala. Y eso no fue cosa de algunos decenios, sino que fue durante siglos. Se conformó una característica especial de países y pueblos que estaban dominados por el coloniaje español desde un solo centro administrativo, que fueron creando la conciencia, aún cuando en esa época eran tan difíciles las comunicaciones, tan lejano parecía un centro de población del otro, sin embargo se fue creando la conciencia de una sola zona, porque estaba dominada por un solo imperio.
Otro gran bloque era, para el norte, México, y luego para el sur, Colombia. Pero Centroamérica tenía esa configuración en cuanto a lo político y lo económico. La formación de diversas repúblicas fué después de la independencia, porque se independizaron todas en un sólo acto firmado en Guatemala el 15 de Septiembre de 1821. Desde Guatemala hasta Costa Rica, ya que Panamá pertenecía a Colombia y era otra conformación administrativa y económica.
Estas provincias eran: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, que se independizaron en un solo acto, con la firma de una sola acta de independencia. Eso significa que la independencia fue al mismo tiempo el acto de la conformación de un nuevo país, un país independizado relativamente. Pero luego, de este país se formaron cinco repúblicas. Pero una característica de la formación de estas repúblicas fue, que no fue causa del pueblo. El pueblo no ganaba nada con esas divisiones, sino que esto se debió a los intereses de las clases dominantes "feudales", que dentro de sus intereses estrechos locales trataron de separarlas políticamente, para poder explotar mejor dentro de sus respectivos feudos.
Tal vez el ejemplo no sea muy feliz, pero lejanamente recuerda lo que sucedió en Europa, cuando no tenía una sola nacionalidad cada una de estas naciones, cuando aún no se habían conformado como tales: Alemania, Francia, Italia, etc., cuando una gran cantidad de pequeños principados, ducados y demás divisiones hacían que estuvieran totalmente dispersas las distintas zonas del país, que no estaban centralizadas más que después por las monarquías absolutas que unificaron y pusieron bajo su dominio los distintos principados y ducados y otros tipos de divisiones y fueron conformando las nacionalidades como un centro económico, político, de lenguaje y religión, etc.
Entonces, en Centroamérica sucedió ese proceso de pulverización que corresponde a los intereses locales, feudales, pues no habían dado el paso hacia el capitalismo estas provincias que se convirtieron en estados y hubo un largo período de luchas, ya sea para homogeneizar uno de los estados, varios o todos, o establecer la República Federal que se hallaba despedazada. Uno de los principales esfuerzos fue realizado por Morazán que luchó para volver a unificar estos países, pero ya inútilmente. Esta es una de las raíces de por qué el movimiento popular en Centroamérica tiene un solo proceso desde entonces. De ahí es que saltamos a todas las situaciones actuales.
A fines de siglo eran muy fuertes todavía las aspiraciones a la centroamericanización* (*así en el original) administrativa y económica, sobre todo por la enorme pobreza de estos países, y en un momento determinado los ejércitos de los cinco países acudieron a Nicaragua, a luchar contra los intentos de los imperialistas norteamericanos, ya que principalmente la parte sureña trató de anexar estas repúblicas a su dominio. Entonces hubo una lucha muy fuerte en Nicaragua, alrededor de hace un siglo, en contra de Walker, que era enviado de los esclavistas sureños que querían esclavizar a Nicaragua y a toda Centroamérica.
2. Sacudimientos revolucionarios en 1944.
El centroamericanismo * (*así en el original) se volvió a sentir en la lucha contra los intentos de los americanos para anexar estos territorios. Dentro, en el fondo del desarrollo de la lucha revolucionaria de Centroamérica ha habido siempre como una especie de relación telúrica, como entre los volcanes que se activan mutuamente. As¡ vimos cómo, cuando el General Martínez en 1944 cayó en El Salvador, inmediatamente también hubo sacudimientos que derrocaron a Ubico y luego tuvo repercusión en Honduras y cayó también el tirano que se llamaba Tiburcio Carías Andino. El único que logró resistir este embate de los pueblos centroamericanos y esa mutua influencia fue la tiranía de Somoza, que se siguió manteniendo hasta que fue derrocado el 19 de julio de 1979. Pero en 1944 tienen lugar una cantidad de acontecimientos muy importantes en Centroamérica, que muestran cómo nuestros pueblos se interinfluyen en la lucha, y por eso es que la estrategia de las organizaciones revolucionarias toma , como uno de sus puntos básicos, esta interrelación de nuestros pueblos. Es muy claro que el proceso de la Revolución Centroamericana es un proceso único e indivisible. Eso no quiere decir que sea correcta la idea de que se liberen todos los pueblos al mismo tiempo, sino de acuerdo a las condiciones que han sido creadas a través de este siglo, y que han establecido diferencias inclusive en la estructura de clases sociales de cada uno de estos países y diferencias en las coyunturas de crisis políticas, que se establecen en tino u otro país..
Tomando en cuenta esas diferencias, adoptamos, como punto de partida, que la Revolución Centroamericana es una sola, con estas características propias de cada país. Pensar lo contrario sería caer en un error, borrar, como que no existieran estos países, como que no hubiera habido ya un siglo de esas vivencias, y que ha ido creando hacia adentro centros económicos, políticos y, sobre todo, el patrioterismo que se ha ido impulsando por cada uno de estos tiranos, de cada uno de estos gobiernos pequeños que han creado hacia el interior de cada país condiciones diferentes de uno a otro. Diferentes en muchos aspectos, aunque muy similares en muchos otros. Las dos cuestiones es necesario integrarlas dentro del concepto de la Guerra Revolucionaria en Centroamérica, es necesario combinarlas estrechamente. El hecho de que es un proceso único y el hecho de que tiene diferencias también de acuerdo a las diferencias internas de la lucha de clases de cada país, explica por qué el proceso de Guerra Popular en Centroamérica ha tenido un eslabonamiento de incorporación progresiva de los pueblos de Centroamérica a la Guerra Popular.
La Guerra Popular en Centroamérica en esta época propiamente comienza después de la Revolución Cubana, que le dió un gran impulso al pensamiento y práctica revolucionaria, a la mística de los revolucionarios más avanzados en Centroamérica y completó el pensamiento estratégico, político militar, favoreciendo el desarrollo de la lucha contra el dogmatismo teoricista,* (*así en el original) seudo-marxista, que trataba de presentarse como la línea correcta para el desarrollo de nuestros pueblos y que rechazaba la lucha armada como medio de desarrollo, considerándola nociva, para lo que se llama acumulación de fuerzas. La Revolución Cubana demostró que se pueden acumular fuerzas con más eficacia, si se combinan sabiamente los distintos medios de la lucha del pueblo. La Revolución Cubana demostró que incluso en las fauces del monstruo imperialista, un pueblo como Cuba pudo liberarse y pudo derrotar a un ejército profesional, que estaba apoyado, dirigido y armado por los imperialistas norteamericanos.
3. La Guerra Popular Revolucionaria en este período en Centroamérica.
Esto sacudió a los elementos más sensibles, más honestos, tal vez la palabra honestos no es la más correcta, sino a los más sensibles, los más abiertos a la necesidad de la liberación de nuestros pueblos, los que consideraban que nuestros pueblos podían liberarse, sin necesidad de pasar por todo un período de acumulación de fuerzas, conducido exclusivamente por medios pacíficos y por un período que tenia que pasar por fuerza por la revolución democrática burguesa.
En esta época la Guerra Popular Revolucionaria Centroamericana comenzó con los esfuerzos del Cro. Carlos Fonseca Amador y de los demás compañeros suyos que fundaron en 1961-1962 el FSLN, que fué creado con el concepto de Guerra Popular y que, como no es posible inmediatamente derrocar a la tiranía con las fuerzas que se van creando al principio, tomaron el concepto de una Guerra Popular que se iba a ir desarrollando con.' la visión prolongada. Estos compañeros fueron verdaderos visionarios, de profunda y acertada clarividencia revolucionaria.
Tuve el honor de conocer al Cro. Carlos Fonseca en Honduras en 1961, cuando él andaba con toda la idea y el trabajo de formar las primeras guerrillas, Había estado formando las primeras guerrillas y algunas de ellas comenzaban a operar y a entrenarse en las montañas orientales de Honduras. En esa época yo tuve el honor de conocerlo y pude confrontar sus ideas con las ideas que reinaban entre los Partidos Comunistas, pues yo era miembro de la Dirección del PC de El Salvador y pude confrontarlas con el dogmatismo que había en las ideas conservadoras y comparar éstas con la nueva y vital savia que traía una estrategia más integral para Centroamérica. En 1962-63 fué en Guatemala donde se comenzó también la lucha armada en las montañas guatemaltecas, y que tuvo gran desarrollo con Turcios Lima, con las FAR, y que durante algunos años se convirtió en lo que podríamos llamar la concentración mayor de fuerzas populares armadas en Centroamérica y las más vivaces y las que podían considerarse en un sentido centroamericano como las vanguardias de la lucha armada. Én El Salvador fué bastante tardada la concepción y la práctica de la estrategia político-militar integral. Hubo necesidad de una gran lucha al interior de las organizaciones que entonces había: al interior del PC, de los sindicatos y de otras organizaciones populares que estaban en su mayoría dirigidas por corrientes y tendencias de derecha, que en determinados momentos y coyunturas llegaban a elevar posiciones oportunistas. A lo largo de 10 años se llevó a cabo en el interior del PCS, una lucha ideológica y en la práctica, esperando que este partido pudiera dar un salto, convertirse en la Vanguardia verdadera del pueblo.
4. Lucha ideológica y práctica.
Yo era Secretario General del PCS desde 1964 hasta el 70 y durante todo ese tiempo la lucha ideológica fue precisamente por ir consiguiendo que el Partido, en primer lugar, comprendiera la necesidad de la violencia de las masas, de la implementación de la autodefensa para las diversas actividades de la lucha de masas. Es decir la lucha ideológica no sólo se llevaba en teoría, sino que se llevaba en el propio seno de las masas, en la propia lucha revolucionaria del pueblo. No fue una lucha ideológica llevada a cabo detrás de los escritorios. Había necesidad de elaborar síntesis de las experiencias que se iban adquiriendo y balances de las jornadas que se iban llevando con las masas, con los obreros sobre todo, pero la verdadera lucha ideológica se llevaba en la práctica, en las huelgas, en los portones de las fábricas, en el fuego purificado de la lucha de clases contra la patronal, con garrotes y palos, con clavos en las manos.
Esa lucha ideológica tuvo las características de que se llevó a cabo en el plano teórico, ideológico; pero no fue ése el principal terreno, sino que el principal terreno fue el de la práctica en la lucha de masas.
Hubo que luchar contra las corrientes que se oponían a introducir la combatividad entre las masas y que querían que las masas continuaran con métodos economicistas, con métodos burocráticos de dirección, en la que los dirigentes de los sindicatos sustituían las energías de las. masas y no permitían su incorporación a sus propias luchas.
Entonces, citando la lucha ideológica llegó a tal punto que permitió a la clase obrera ir incorporándose, entonces se dieron grandes batallas de masas, grandes huelgas durante todo el año de 1967. Fue la confrontación ideológica, pero llevada a cabo en la práctica. Y a través de esas luchas se fue implementando la violencia revolucionaria de las masas en torno a sus huelgas, a sus manifestaciones, a las tomas de tierra y tomas de edificios gubernamentales, etc., incluso empresas industriales. Y naturalmente fue naciendo la necesidad de la autodefensa para estas acciones.
Estos nuevos elementos iban apareciendo en el escenario de la lucha de clases y armaban al proletariado y a las capas medias de nuevos instrumentos de lucha.
Esto permitía hacer avanzar hacia nuevos escalones la concepción de la lucha dentro de El Salvador, e ir derrotando las concepciones de legalismo , burocratismo y economicismo, de manera tal de ir haciendo avanzar a las masas y consiguiendo de esta manera que las masas tuvieran creatividad para su propia defensa. Eso fue un salto muy importante que prendió y permitió entender la necesidad de completar la lucha con otras formas de lucha más avanzada, es decir, la lucha armada.
La Revolución Cubana ya nos había armado en ese sentido en el plano teórico y con mayor razón, la lucha armada en Nicaragua y en Guatemala, lo que llenaba de inquietudes a los elementos revolucionarios más generosos. De esta manera fue hasta 1970, cuando, a través de esta práctica y de esa lucha en el terreno de las ideas, se logró conformar una estrategia adecuada para El Salvador político-militar, y propiamente nuestro país entró de plano en la lucha armada, en el camino de la Guerra Popular. Eso permitió que fuera nuestra Organización a la cual le cupo el honor de iniciar este camino de lucha integral en El Salvador. Hubo necesidad de formar el instrumento político militar del pueblo, ya cuando nos convencimos irreversiblemente de que las camarillas oportunistas y de derecha dentro del Partido hacían imposible que el Partido Comunista fuera el que se pusiera a la cabeza de este proceso y que, por el contrario, se había convertido en un obstáculo, -que nosotros llamábamos la retranca, retranca consciente y muy obstinada- para que se diera el paso hacia la lucha armada. Crearon una serie de teorías de condenación a la lucha armada diciendo que en El Salvador no se podía llevar a cabo la lucha armada, porque eso significaba la destrucción instantánea de todas las otras formas de lucha.
Que El Salvador no era como otros países. Que en El Salvador no se podían crear guerrillas porque era tan chiquito el territorio, que inmediatamente iban a ser destruidas. Es decir que eran argumentos muy poderosos. En primer lugar que la acción de guerrillas no se iba a poder combinar con la lucha de masas y que las masas iban a ser destruidas en sus organizaciones. Y no sólo el daño para el movimiento de masas, sino que era imposible para una topografía como la de El Salvador, dadas sus condiciones, llevara cabo la lucha armada, la guerrilla. Que ésta no era viable en el país.
En este sentido habían razones de peso, que nosotros también las tomábamos en cuenta, por ejemplo, de tipo topográfico, de vías de comunicación, para que el enemigo pudiera llegar a cualquier lugar, razones de pequeñez de territorio. El territorio nuestro no tiene más a 400 Km. de largo y unos 200 Km. de ancho, de manera que para los medios de traslación del enemigo incluso por tierra es cosa de 2 6 3 horas para llegar a cualquier rincón, y si hablamos ahora de helicópteros, es cosa de 10 minutos.
Entonces vemos cómo los oportunistas tomaban elementos reales de la situación para negar la posibilidad del desarrollo del proceso de lucha armada. Eso es precisamente lo que llama la atención de los oportunistas, que toman elementos veraces y reales para sustentar una posición o una línea, pero para atajar el proceso. Nosotros estudiamos el caso y le encontramos la solución que en ese momento era adecuada a las condiciones. Como dije anteriormente: "contra 7 vicios, hay 7 virtudes", como dice la Biblia; pero a todo se le tiene que hallar el lado, es parte de la tarea del revolucionario, por eso es tan rico el marxismo. Porque lo que no cuaja en un país, cuaja en otro, pero de acuerdo a las condiciones propias de ese país, de acuerdo a las características de ese país. Esta es la tesis que los oportunistas han negado y adoptaron la conducta de la negación absoluta de que se pudiera llevar a cabo la lucha armada. Pero había otra tesis, que era la de localizar la guerra, a partir de un foco, en Centroamérica (tesis que nosotros estudiamos) y a partir del mismo, irradiarlo hacia cada país de Centroamérica, pero sin tener en cuenta las características propias de cada país. Esa era la debilidad de ese enfoque.
En una ocasión estudiando las posibilidades de la lucha centroamericana conversé con el Cro. Ernesto Che Guevara, él tenía mucha inquietud por este tema de la Revolución Centroamericana y él consideraba que la misma tenía que verse a partir de la lucha armada que ya existía en Guatemala y que existía en Nicaragua, pero vertebrada exclusivamente en las montañas. Algo así como si las montañas de Centroamérica se convirtieran en la Sierra Maestra de la Revolución Centroamericana.
Como la Revolución Centroamericana es única (lo cual es correcto), entonces la cuestión es que avanzara por las montañas centroamericanas de una manera gradual, hasta abarcar todas las montañas fundamentales de Centroamérica, y de esa manera llegar al triunfo de la revolución, al ir incorporando al pueblo.
Nosotros pensábamos que era un pensamiento fundamental y estratégico correcto, pero en El Salvador la montaña no podía ser un santuario para la guerrilla durante lo que podíamos llamar su desarrollo inicial, que era lo que teníamos que emprender de inmediato. Allí había un vacío en lo que respecta a la tesis enunciada. A raíz de lo cual el mismo Cro. Guevara decía que no encontraba o que le era muy difícil concebir la forma en que El Salvador se articulara con la lucha en la montaña a través de su lucha armada, puesto que El Salvador no tiene las condiciones de montañas internas para empezar la guerrilla.
Como conclusión de este esquema que el Cro. Guevara nos exponía, arribaba a la tesis de que El Salvador tenía que desarrollar un movimiento armado, pero de apoyo logístico a la guerrilla de Guatemala y a las guerrillas que se fueran creando en Honduras y Nicaragua. A nosotros nos quedaba un papel no activo en cuanto a la fórmula propia del desarrollo de la lucha armada, de la guerrilla y de la incorporación de nuestro pueblo, como actor de todo un proceso centroamericano, sino que se nos relegaba a desempeñar un papel auxiliar. No era por chovinismo, por lo que no nos satisfacía esta propuesta, sino que veíamos que El Salvador era un volcán en erupción, que la lucha de clases en El Salvador tenía características, incluso, diferentes a las de otros países centroamericanos. En El Salvador la mayor parte de la población es proletarizada y ése es un elemento que hay que tomar en cuenta.
5. Algunas características propias del proceso revolucionario salvadoreño.
La lucha de clases ha sido muy dura, en 1932 hubo 30.000 muertos, y en el dintel del socialismo, esa revolución ha sido más que todo con un pensamiento hacia el socialismo. Ahora algunos compañeros niegan, pero si uno se pone a estudiar todas las proclamas de aquel entonces, en 1932 toditas hablan de la formación de los soviets y del paso al socialismo en El Salvador. Es decir podría ser una concepción mecánica frente a la Revolución Soviética que era el caso más visible y además era la única experiencia de cómo llegar a la revolución con el proletariado y el campesinado: la revolución popular a través de los soviets.
Si a estas alturas había una lucha que costó tantas vidas, no con características* (*asi en el original) de luchar tras objetivos nacionalistas burgueses, no con las características fundamentales de revolución de la soberanía nacional, como en la gloriosa lucha de Sandino, que estaba encuadrada dentro de un movimiento de liberación nacional; sino con características de abierto choque de clases, con un proletariado que pasaba el 60 % aquí en El Salvador. En realidad considerábamos que en El Salvador podría y debería jugar el pueblo salvadoreño el papel de su propia liberación, hecho que también nos impulsaba a nosotros a tener una estrategia político-militar completa (obligados evidentemente por las circunstancias), que estuviera adecuada a las condiciones del país.
Nosotros considerábamos que no era correcto comenzar a formar la guerrilla en las montañas de Chalatenango o en otras montañas del país, porque realmente no hubiéramos llegado muy lejos.
¿Entonces nosotros qué hicimos?: nuestro país es muy nutrido de población, vimos que las montañas en este primer período, período que el Che llamaba de incubación de la guerrilla, en la cual la guerrilla trata sólo de sobrevivir (lo cual sería su gran éxito, si la guerrilla lograba afincarse, supervivir, entrenarse, conocer el terreno, ligarse a la población), ese primer período tan difícil, ¿cómo hacerlo aquí en El Salvador? Si nosotros consideramos en ese momento irnos a los cafetales a formar campamentos y a las montañas, no hubiera sido lo correcto. En consecuencia llegamos a la conclusión que no era la montaña el punto de partida para ese territorio pequeñito que es El Salvador, para empezar la lucha armada.
¿Entonces cómo hacer para que pase inadvertida la guerrilla, para que pueda crecer, que se fortalezca (todo esto en sus primeros meses) y que finalmente pase a ser un elemento irreversible de la vida nacional, un elemento político de la vida del país ya asentado? ¿Pero cómo arrancar en ese período incial?.
6. Asimilación creadora de otras experiencias.
Fue aquí donde vino en nuestro auxilio una serie de experiencias bastante importantes. Fue así como veíamos que en las ciudades grandes había sido posible desarrollar la guerrilla urbana.
Estudiamos principalmente la experiencia de los Tupamaros y luego la de Marighella y encontramos que sí, que la guerrilla podía desarrollarse en las ciudades, como San Salvador, a pesar de ser una ciudad chiquita. Los oportunistas se burlaban, decían que San Salvador es una ciudad pequeña, que no tiene ni un millón de habitantes, que no es la gran montaña de casas, edificios y colonias, que es, por ejemplo Montevideo, Sao Paulo, etc. Pero nuestra concepción fué la siguiente: Era necesario iniciar la lucha armada en el pueblo, es decir darle los instrumentos necesarios al pueblo, para que se pudiera incorporar a nuevos métodos de lucha, no abandonar los antiguos métodos sino ligarlos, combinarlos desde el principio. Esto último fué un elemento bastante importante para el desarrollo.
Desde el principio consideramos la lucha armada como el medio fundamental de desarrollo de la guerrilla y los otros en función de este medio. Eso no quiere decir menospreciar el movimiento de masas ni mucho menos, sino que lo entendíamos en forma dialéctica. En principio éramos poquitos, digamos siete, los que comenzamos a conectarnos. De siete pasaron a ser 10 comandos armados, porque comenzamos con el esquema de comandos armados en la ciudad. Luego los grupos de apoyo. La experiencia que se había tenido en Guatemala era que los grupos de apoyo eran sencillamente de apoyo logístico en el campo, y que sin embargo no tenían propiamente raíces entre las masas. Nosotros con esa experiencia que consideramos no correcta ni completa, llegamos a la conclusión que debíamos formar grupos de apoyo, pero para que fueran los que condujeran a las masas, y entonces así se llegó a una combinación entre lo político y lo militar, no sólo en la concepción sino también en la formación de los organismos: comandos armados y luego además, grupos de apoyo entre la masa.
Poco tiempo después teníamos ya la guerrilla urbana cada día más preparada y activa.
Nosotros empezamos sin técnica, sin nada, desde el primer día; pero ya desde el primer día empezamos a estudiar la táctica, a estudiar los libros de Marighella, pero al mismo tiempo a salir a la calle a hacer operaciones militares, es decir a conocer la calle, a conocer las casas donde vivían los esbirros, a ver qué carro nos iba a convenir en cada barrio capturar, para hacer operaciones; a requisar placas de carros, en fin, una serie de pequeñas acciones que desde el principio nosotros comenzamos a hacerlas, pero siempre con una estricta disciplina, de que nosotros debíamos de seguir determinadas normas: las normas de observación, las normas de hacer los croquis bien hechos, conocer los lugares por donde se facilita el acercamiento, el lugar de reunión -pre-operativo, los lugares de posibles llegadas de refuerzo; en fin hasta para las cosas mínimas, para la captura de una placa, durante los primeros tiempos nos preocupábamos estrictamente por ir dominando esa técnica militar.
Hay que tomar en cuenta que el grupo inicial era gente que había estado en el PCS y ahí ni siquiera se tenía noción de cómo manejar un revólver. Nada de conocimientos, tanto de parte de las bases como de la dirección, mucho menos hacer ejercicios. En mi caso, yo siempre digo que mi vida comenzó a los 50, porque fue cuando rompí, cuando puse mi renuncia ante el Partido y comencé con otros compañeros la formación de la nueva estrategia político-militar, o sea la formación de las FPL. Pero a los 50 años me sentía ya un hombre liquidado para el ejercicio. Dejé ese hábito cuando tenía 27 años; entonces yo a los 50 años me consideraba un hombre inútil, hacer una carrera de una o dos cuadras, una cuadra en ascenso me dejaba los pulmones inutilizados, chillando por todos lados y tirado en el suelo. Pero resulta que ya con el ejercicio, con las caminatas, cuando sentí, ya estaba caminando 60 Km. por día con los compañeros de mi equipo. Eso nos ayudó mucho. Teníamos una disciplina bien férrea, una preparación bien férrea. Las normas de seguridad y de operatividad: el acercamiento, el asalto, la preparación de todo, la información, la observación; incluso, como les decía, para la captura de un carro, el comando que lo iba a hacer tenía que pasar los días necesarios, incluso si eran 10 días los necesarios, el comando tenía que estar observando turnándose, conociendo los turnos de los policías, cuántos policías habían en la zona, luego hacer el croquis del lugar (bien hecho) en donde se tenía que hacer la operación y luego el plan con los movimientos bien indicados. Desde los primeros meses nosotros nos acostumbramos a eso para llevar a cabo la guerrilla urbana.
7. Estrategia integral político-militar.
Desde 1970, nosotros vamos aplicando y desarrollando no sólo una estrategia integral de guerra popular que tenía que ser prolongada, porque el pueblo no tenía armas, puesto que durante tantos decenios no se había impulsado en las masas, en el pueblo, la lucha armada sino que por el contrario, se le había dicho que no era posible. Entonces los organismos del pueblo organizados, como el Partido Comunista, no tenían ejército, apenas una mal llamada "Comisión Militar". Había que comenzar desde ahí para llegar a derrotar a un ejército relativamente poderoso con una superioridad de 12 mil a uno, con medios de guerra abundantes, contra el pueblo, con superioridad abrumadora en ese terreno de la lucha armada. Ahí sólo se podía caer o bien en una concepción aventurera de que un pequeño grupito de 30-50 hombres iban a tomar el poder, haciendo a un lado al pueblo, o bien la concepción aventurera del héroe que sustituye al pueblo y que no es el pueblo el actor de su propia revolución. Es una concepción aventurera que en Latinoamérica ha costado la vida a centenares de revolucionarios, que se han lanzado con ésta concepción tan peligrosa, una concepción de fracaso.
Mientras que por otro lado tenemos la otra concepción: la putchista. De acercarse a algún militar y "te promete que hay buenas condiciones para un golpe de estado y entonces, organizarse a la cola de un golpe de estado. (Lo cual ya no es de por si un movimiento revolucionario).
Un pensamiento que no fuera en ese momento el de acumulación de fuerzas político-militares a través de un proceso prolongado de guerra, hubiera sido un pensamiento completamente catastrófico para la revolución en El Salvador. Nosotros estábamos obligados a tomar esta concepción, porque era la única que nos daba perspectivas de desarrollo por la vía armada, de la lucha revolucionaria del pueblo. De lo contrario hubiéramos caído en el impacientismo,* (*así en el original) en el aventurerismo, en el militarismo o en el putchismo de los golpes de Estado.
Por eso la Guerra Popular en El Salvador se desarrolló de lo simple a lo complejo, como lo estoy explicando, llegando a niveles cada vez más conscientes, cada vez más complejos.
A los dos años ya habíamos logrado desarrollar la guerrilla nuestra, ya no sólo en San Salvador, sino en otros lugares, en otras ciudades, con bastante experiencia, ya con acciones cada vez más fuertes que a esa altura ya era imposible ocultar.
Una cantidad de acciones, nosotros al principio las ocultábamos, no las proclamábamos. Al principio habíamos acordado no proclamarlas durante ese período de inicio, supervivencia y desarrollo: y no proclamarlas precisamente por eso, para no darle elementos de información al enemigo. Los asaltos a supermercados (que fue lo primero que comenzamos hacer, porque no teníamos fondos) ante el enemigo quedaban en la duda de que si había sido algo revolucionario. Más que todo, la policía se inclinaba a creer que eran acciones comunes. Ya al final de esos dos años era imposible ocultar. Ya habíamos hecho una serie de acciones poderosas, por ejemplo, la voladura de unas decenas de buses parqueados, pertenecientes al Ministerio de Educación, como protesta y en apoyo a la huelga de los maestros de ANDES y así, una serie de acciones que ya no podíamos ocultar. Llegó el momento de proclamar el nombre de nuestra organización y comenzamos a proclamar las acciones nuestras a partir de la voladura de la Embajada Argentina en protesta por la Masacre de TRELEW. Pero ésa no fue nuestra primer acción. Esa acción fue una entre centenares que ya habíamos hecho, pero fue la primera acción que promovimos de manera propagandística. De allí en adelante, ya la Organización no podía ocultar, sino por el contrario, era necesario volcar su propaganda y orientación hacia el pueblo.
A través de estos organismos que nosotros llamábamos grupos de apoyo, habíamos logrado penetrar en sectores de masas sumamente importantes, lo cual hacía necesario que éstos supieran que había una organización que podía orientarlas, y era precisamente la que las orientaba en sus luchas.
En muy pocos años (1970-74) la Organización se convirtió en una fuerte organización guerrillera con una gran capacidad de operatividad. Por ejemplo a los dos años y medio volamos las instalaciones del IBM que le costó al enemigo como de 12 a 15 millones de dólares.
La operatividad cada vez más grande en la ciudad nos permitió tomar la línea de la ampliación de la guerrilla a todo el país. O sea, se comenzó con la lucha suburbana, es decir, con la lucha en el campo propiamente dicho, no en la montaña, pero sí en la población campesina por todo el país. A partir de allí, comenzó la guerrilla ya a golpear en todos lados, lo cual era el resultado de la aplicación práctica de toda una concepción integral estratégica que consistía principalmente en el proceso de la incorporación del pueblo a la Guerra Popular.
Un proceso integral de dicha incorporación para cambiar la correlación de fuerzas, lo cual nosotros lo concebimos desde el principio con carácter prolongado. La Guerra Popular en El Salvador nosotros la concebimos desde el principio como una guerra en desarrollo, incluso desde sus inicios, es decir como el cogollo, que aún cuando en ese momento no represente, no abarque todo el proceso del país, aún cuando el país todavía no se vea impregnado por el proceso de guerra revolucionaria, y por tanto haya quienes consideren que no hay guerra o quienes duden que la hay, sin embargo ya es el germen que se va desarrollando, que se va abriendo, que se va fortaleciendo, hasta convertirse en el elemento fundamental y básico de la vida que está creciendo en la lucha contra todas las adversidades.
8. Se extiende la lucha armada y se desarrolla una poderosa lucha de masas combativas.
Así comienza un proceso muy interesante, porque se afianza la guerrilla y se comienza a extender por el territorio nacional, la Organización se presenta ante el pueblo y se desarrolla un poderoso movimiento combativo de masas a partir de 1975, (en el 73, 74 y 75 entra en auge un poderoso movimiento de masas), que ya está dentro de una concepción integral de desarrollo político militar. La concepción del desarrollo de la lucha de masas es diferente de la concepción que había predominado antes en los sectores oportunistas. Elemento básico de este nuevo movimiento de masas es su combatividad, dentro del contexto de la situación del país. Tal vez, en otro país esta situación no sería así. Nuestro país tiene tantos decenios de una tiranía militar que no permite ninguna libertad. Por cualquier cosita, por reivindicaciones inmediatas que se levantaran, como en el caso de los tugurios, por una llave de agua, por lámparas eléctricas, etc., si esto se enconaba, es decir, si la masa salía a la calle, a manifestarse contra el alcalde, por esa reivindicación obrera por pequeña que fuera, si se hacía masiva, chocaba con la policía.
Esta situación es un elemento propio de nuestro país desde hace 50 años, elemento que los oportunistas no querían ver. Un elemento precioso para elevar el espíritu de conciencia de clase. Porque no es lo mismo en Francia, por ejemplo, que salgan los habitantes de los tugurios con carteles porque tienen una zanja apestosa, y donde la administración no se enoja tanto y de alguna manera lo logran arreglar, que en El Salvador donde es todo lo contrario. Ya a las dos cuadras está la policía, choca con ellos...
Como vemos, éste es un elemento valioso para incorporar a las masas en su lucha por sus reivindicaciones inmediatas. Por eso es tan mala la línea de los oportunistas de sustituir a la masa en sus luchas incluso por esas pequeñas cosas. En 1965-66 nosotros luchábamos contra las dirigencias oportunistas del movimiento sindical. Para poner un ejemplo gráfico: los patronos despedían a un miembro de la directiva en una fábrica. Toda la masa se indignaba y enviaban una delegación de las masas al local sindical donde estaba el compañero que se encargaba de conflictos de ese sindicato. Este inmediatamente preguntaba a la gente cómo estaba la cosa en la fábrica, a lo cual le respondían indignados que ya se iban a ir a la manifestación. Entonces el dirigente les decía "tengan cuidado, aguanten", que ya iba a hacer una petición al Ministerio de Trabajo. Preguntaba luego quién era el Secretario de Conflicto de ese grupo de compañeros para pasar a redactarle de inmediato la petición para ir luego junto al Ministerio de Trabajo y entonces "allí nos darán audiencia", etc.
Con ésto vemos cómo calmaban la participación de la masa y no permitían que ésta se elevara políticamente. En El Salvador, éste es un elemento muy valioso: la participación de las masas, el estímulo a las manifestaciones, el estímulo a las huelgas y a cualquier reivindicación. Nosotros sabíamos que se convertían en un acto político, porque el choque con la policía inmediatamente indignaba a la masa y le hacía ver que aquel régimen estaba completamente de acuerdo con la clase patronal y eso era un salto en su conciencia. Además, otra cosa: no iban a estar todo el tiempo los trabajadores chocando con la policía, sin defenderse. Vemos así un nuevo elemento, que es una consecuencia dinámica de esa situación, o sea, la necesidad de la autodefensa. Al principio fue con garrotes y medios elementales.
Recuerdo que en 1967 los oportunistas se burlaban de nosotros, porque había aparecido en la huelga el elemento del garrotero para no permitir que entraran los rompehuelgas, o sea que no se usaba armas, sino un simple garrote. Pero el Presidente de entonces, Julio Adalberto Rivera, con más conciencia de su clase, veía más clara la cosa. El Presidente decía lo siguiente: "esos comunistas, hoy les dan garrotes a los trabajadores, porque no tienen ametralladoras, pero el día de mañana les van a dar a los obreros ametralladoras y fusiles".
Los únicos que no tenían las cosas en claro (por ello se reían), eran los oportunistas en El Salvador.
En 1973-74 cuando nació este nuevo movimiento con éstas nuevas modalidades, no era realmente un gran descubrimiento, era esencialmente un nuevo movimiento que incorporaba a las masas, que no perdía oportunidad para hacer que las masas se movilizaran y por tanto que chocaban con la policía. Para enfrentarse a la policía había necesidad de garrotes, había necesidad de palos con clavos y ya fueron apareciendo entre los ropajes pistolitas bien camufladas y luego, botellas con gasolina como elemento de la autodefensa de las propias masas.
Este movimiento de masas iba al compás de la guerrilla, es decir, ya dentro de un esquema de combinación de lo político y lo militar, lo cual fue valioso porque ayudó a alimentar la guerrilla, a hacerla amplia en sentido nacional. De tal manera que, cuando el enemigo comenzó a luchar contra la guerrilla, ésta ya se había ido un poco más allá de donde podía atajarla y ya habían pasado las primeras etapas, las etapas elementales (según las denominaciones del enemigo) o sea la etapa de la supervivencia y desarrollo inicial, éxito que fue muy importante para nosotros.
Entrar al detalle de este proceso sería otra tarea. Pero este proceso de afincamiento de la guerrilla, de ampliación en el campo, de desarrollo de un poderoso movimiento combativo de masas dentro de una sola concepción político militar de desarrollo de la incorporación de las masas a la par de la lucha guerrillera, hizo que en unos cuantos años se fueran acumulando fuerzas populares militares, políticas y combativas, en una forma tal que para el 78-79 ya era imposible que cualquier organización que quisiera tener simpatía entre el pueblo, negara la lucha armada como el medio fundamental de desarrollo de la lucha popular para alcanzar el poder.
Se puede decir que triunfa la línea político-militar después de varios años de una asombrosa práctica y desarrollo (asombrosa, si se mira en las condiciones en que ésta se había iniciado). Prácticamente en 7 -8 años ya no había nadie entre el pueblo que negara la validez de la lucha armada revolucionaria. Y de enorme trascendencia fue que en esta combativa lucha de masas se fueron forjando los primeros niveles de una fuerte alianza obrero-campesina, base de la firme unidad del pueblo.
Siete años antes se burlaban, decían que era imposible, teorizaban en torno a la imposibilidad de la lucha armada. En el año 1979 sobre la base que era necesario impulsar la estrategia político militar y de impulsar la guerra y hacerla saltar a un nuevo escalón, se crearon las instancias de unidad, sobre la base del reconocimiento de una estrategia político-militar, sobre la base de la lucha armada como medio fundamental y decisivo, combinado con los otros medios de lucha y naturalmente sobre la base del reconocimiento por parte de todos de que para hacer avanzar la revolución y hacerla llegar a su triunfo, se necesita la más amplia unidad del pueblo y la más firme unidad de las organizaciones revolucionarias político-militares.
9. Avances en la unidad del pueblo.
Así fue como se crearon los primeros órganos de unidad y los órganos de unidad amplia. En diciembre se creó el primer órgano de coordinación político militar. En enero se creó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, que abarcaba a todas las organizaciones populares combativas y revolucionarias y en abril se formó el FRENTE DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO (FDR), el cual es la unión de las fuerzas democráticas, partidos políticos democráticos, organizaciones democráticas, con las organizaciones revolucionarias, convirtiéndose en el frente amplio.
Así se crearon los dos grandes círculos de unidad: el Frente amplio que era un frente popular, era la unión de los más amplios sectores y el FMLN que es la unión de las organizaciones político-militares. Es necesario tomar en cuenta que ni como fase previa ni después de la estructuración de los órganos de unidad, no se estudiaron a fondo las diferencias entre las distintas organizaciones, sino que eso se hizo a un lado. No se estudiaron las diferencias de enfoque, las diferencias políticas, las diferencias de tipo ideológico, ni las diferencias en cuanto a la calidad y potencialidad de cada una de las organizaciones, porque a la unidad entraron organizaciones muy fuertes como las FPL, la que tiene enorme movimiento de masas y la que tiene mayores posibilidades de armar a combatientes en mayor número y el ERP que ha tenido una estructura militar bien consolidada, y organizaciones pequeñas que tenían poco pueblo y poco poder militar. Sin embargo, sin estudiar las diferencias ideológicas que pudieran haber en estas organizaciones, sin estudiar las diferencias de tipo político y estratégico que se derivan precisamente de sus enfoques ideológicos y de sus concepciones estratégicas, sin estudiar las diferencias de su desarrollo, sino que adoptando una global estrategia en lo político militar y el reconocimiento de la lucha armada, se formaron los órganos de unidad, principalmente del FMLN.
En esto hemos ido comprendiendo una cosa importante, que no la voy a desarrollar ahora, sólo la voy a enunciar, y es esto: la experiencia que nosotros tenemos es que es necesaria la más amplia unidad para poder avanzar firmemente hacia la revolución, pero esta unidad amplia tiene que estar basada sobre algo, es decir, no puede ser algo abstracto, no puede ser aclasista,* (*así en el original) no puede ser amorfa, sino que tiene que estar basada en la unidad obrero-campesina. Porque resulta que, si no está basada en la alianza obrero-campesina, simplemente sigue a una clase que con mucha mayor experiencia, mucha mayor habilidad y práctica del poder, tome en sus manos el pilotaje de esta amplia unidad y la incline hacia sus intereses.
No podemos olvidar que esta amplia unidad, incluso en su seno, tiene elementos imprescindibles de lucha de clases. Esta es una síntesis que hemos sacado como conclusión de nuestra experiencia en los últimos años, siempre teniendo como base que la lucha de clases impregna todo el proceso. No por ser movimiento de liberación nacional, debe la clase obrera hacerse a un lado, prescindiendo de su obligación de dirigir este proceso, sino precisamente porque ese proceso debe realizar la liberación nacional y profundizar sus conquistas revolucionarias, de manera que pueda crear las condiciones económicas, políticas, sociales, de conciencia, etc., para pasar al socialismo.
-0 sea que el proletariado en esta etapa de la lucha popular de liberación sea su dirigente y que no renuncie a su papel de dirección. Y para dirigir este proceso de liberación, la clase obrera precisa de su alianza con el campesinado, porque de lo contrario se ve aislada entre un mar de intereses de clases y de representantes de clases burguesas internas e internacionales. Porque, cuando se empieza a ver que un movimiento revolucionario tiene capacidad de tomar el poder, o por lo menos es una alternativa que se visualiza que puede llegar al poder, entonces también las burguesías internacionales empiezan a presionar para, al interior de esa unidad, ir tomando posiciones que les permita manejar esta revolución, cuando llegue a su culminación.
En este sentido hay intereses internacionales bien claros: están por un lado los intereses del imperialismo norteamericano. Pero entre los imperialismos mundiales existen serias contradicciones, precisamente por la mayor cuota de plusvalía de la clase obrera o la mayor cuota de riqueza de los países atrasados. O sea, por la explotación de los países atrasados y por la explotación de sus respectivos campesinados y sus respectivas clases obreras. Y ese interés es un interés imperialista, ya sea del imperialismo norteamericano, del imperialismo alemán o del imperialismo francés.
Ustedes han visto que brutal fue el imperialismo francés en Vietnam, en Argelia y todavía hoy en algunos países de Africa. Son por lo tanto imperialismos que tienen tal insaciable voracidad por la riqueza y el sudor de los trabajadores y que también tienen contradicciones contra el imperialismo norteamericano y que al mismo tiempo no desaprovechan para insistir en capitalizar los frutos de una revolución.
En la guerra, la lucha de clases entre la burguesía interna e internacional y la clase obrera y el campesinado se agudiza. Entonces, si no se desarrolla la lucha ideológica, se crean condiciones muy desfavorables para el proletariado y el campesinado y para las organizaciones más consecuentes, para jugar su papel de vanguardia dentro de las alianzas. Naturalmente que la lucha ideológica tiene que ser con buenos métodos, pues no es la lucha contra el enemigo. Contra el enemigo son las balas y los morteros, en lo fundamental contra el imperialismo y sus títeres. Pero en el seno del pueblo debe darse la persuasión, la lucha ideológica con buenos métodos, pero sin claudicaciones de los principios revolucionarios.
10. La Guerra Popular entra a una nueva fase.
Después de haber formado los primeros órganos de unidad en diciembre del 79 y todo el 80 y de haber ido creando escalones de unidad a unos niveles cada vez más amplios y más correctos, se tuvo la capacidad de organizar la primera ofensiva militar el 10 de enero de 1981, que significó un salto en los niveles de la guerra en el siguiente sentido: consideramos que la ofensiva del 10 de enero significó la entrada de la Guerra Popular de Liberación a la fase de ofensivas militares e insurreccionales cada vez más intensas, amplias y profundas por la toma del poder.
Cuando hablamos de fase, no estamos hablando de una de sus campañas en concreto sino de toda una fase, en la cual se va profundizando el poderío del pueblo en atacar al enemigo, irlo minando, desgastando, para ir acelerando la dirección del cambio de la correlación de fuerza a favor de las fuerzas del pueblo, para poder pasar a una fase de toma del poder. Por lo tanto, dicha ofensiva es histórica, porque significó entrar en la fase antes señalada.
La estrategia militar de la administración Reagan no midió los alcances y la extensión de fuerzas que tenía el movimiento revolucionario y el Pentágono trazó en febrero de 1981 una estrategia para destruir al movimiento revolucionario en uno a tres meses. Para esto planeó ofensivas concentradas muy fuertes, compuestas por miles de soldados títeres, con mucho apoyo de fuego artillero, con acrecentado poderío aéreo, y comenzó a lanzar ofensiva tras ofensiva en una implacable destrucción de la población. Montaron operaciones de "limpieza" que consisten en verdaderos genocidios contra la población y en poco menos de un año mataron unas 30.000 personas de la población no armada. Sin embargo no pudieron destruir a la guerrilla. De enero a diciembre del 81 lanzaron unas 50 "ofensivas de limpieza" en todo el país. Lanzaron más de 12 ofensivas contra las bases guerrilleras y la población del área geográfica de Chalatenango con 1.000 hasta 7.000 efectivos. Es decir, ofensivas considerablemente grandes.
Contra Guazapa lanzaron no menos de 10 ofensivas, también con unidades superiores a 3.000 soldados; contra el Volcán de Chinchontepec y contra los Cerros de San Pedro, otro tanto: contra Morarán también varias ofensivas, y también varias ofensivas contra Usulután. En total fue un número de 46 ofensivas de más de 1.000 soldados apoyados por las guarniciones locales. o sea, por las fuerzas fijas. Con características diferentes en las ofensivas, algunas bastante prolongadas, de hasta dos meses, otras de 15 días. En fin, la mayor parte tuvieron una duración de entre 12 y 15 días, con la característica de cerco estratégico y golpes con fuerza menor, lo que ellos llaman "yunque y martillo", que consiste en colocar una fuerza en un área determinada (dentro del cerco) mientras otra fuerza empuja en esa dirección a la población y a la guerrilla para aplastarlas.
Otra táctica es la que el enemigo denomina cerco y aniquilamiento. Otra es la usada en mayor escala. Es el aniquilamiento de la población.
A pesar de todas estas ofensivas y del enorme sufrimiento que tuvo que padecer la población por el aniquilamiento al cual fue sometida, la estrategia empleada por el Pentágono y sus títeres en 1981 fracasó a fondo. Sin embargo debemos tener en consideración que esta política perversa del enemigo es un esfuerzo por privar al movimiento revolucionario de su base social.
Hay de 500 a 600 mil personas en el exterior; casi toda la gente que está en Centroamérica: en Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, era de las bases organizadas que se tenían en el campo y en las poblaciones que han sido destruidas con intensos bombardeos, teniendo miles de familias que huir perseguidas por las tropas asesinas, siendo muchas veces esperadas por las tropas hondureñas del otro lado de la frontera y cogidas entre dos fuegos.
El genocidio de las "operaciones de limpieza" trae como consecuencia, desgaste de la base social de la guerrilla, hecho que no puede ser considerado como un elemento secundario. Sin embargo, con ese enorme aniquilamiento de la población, a fin del año de 1981 la fuerza del enemigo se encontró considerablemente desgastada. En noviembre de ese año el Ministro de Defensa declaró oficialmente que habían tenido entre febrero y noviembre 1.350 muertos. Si consideramos 4 heridos por cada muerto, representa unas 6.000 bajas. El ejército aumentó mucho sus efectivos durante ese año a consecuencia de una de las características de la Guerra Popular. Porque, al no ir consiguiendo sus objetivos de detener el desarrollo y capacidad del pueblo armado, el ejército subió sus efectivos de 11.000 a 35.000, entre cuerpos que son propiamente del ejército y lo que se llama cuerpos de seguridad.
En menos de 10 meses se triplicó. Pero aún para un ejército de 35.000, 6.000 bajas es demasiado, casi un 20%. Y para cualquier ejército en el mundo tener en 10 meses un 20% de bajas es una cosa seria.
Así terminó el ejército el año pasado y además con otras desventajas: que dispersó la mayor parte de su fuerza de esos 35 a 40 mil. Tuvo que dispersarlas en puestos fijos por toda la república. No son puestos muy grandes. Hacia fin de año eran de 50, otros eran de una compañía (125-150): pero la mayor parte eran de 50 (una sección) y un poco menos en caseríos muy pequeños.
11. Derrota de la estrategia militar yanqui de 1981 en El Salvador.
Así la inmensa mayoría del ejército reaccionario se dispersó, es decir, se convirtió en fuerza fija, y su fuerza móvil se volvió pequeña en comparación con todos sus efectivos. La fuerza móvil fundamental era la Atlacatl, pero a fin de año terminó con la tercera parte de sus efectivos destruidos.
Entonces, la política de Reagan fracasó en su objetivo de terminar en pocas semanas con la guerrilla a pesar de la brutalidad, la bestialidad de la guerra que ha empleado el gobierno de Reagan en El Salvador con su modalidad de "Guerra Especial".
En tal situación, a finales de diciembre de 1981, las fuerzas revolucionarias en todo el territorio comenzaron a tomar la iniciativa militar creciente. Ya no sólo derrotar el chaparrón de tanta ofensiva, sino comenzar a tomar la iniciativa. Iniciativa que se debió a lo siguiente: se fue estableciendo mejor coordinación entre las distintas fuerzas del FMLN, mayor simultaneidad, mayor experiencia de los combatientes y de los jefes, mayor capacidad de conducción y combate. Y esto es muy importante, porque la guerra va dando saltos.
Al principio, en 1970, la primera experiencia que fuimos adquiriendo, fue la lucha de calles, es decir, de comandos armados que realizaban acciones de incipiente complejidad, como, por ejemplo, capturar un carro, destrabar una placa, asaltar policías para armarnos, etc., pero en los años anteriores a la ofensiva de 1981 ya el movimiento guerrillero era poderoso por todos lados. Pero era movimiento con unidades guerrilleras, es decir, con unidades pequeñas. En tales condiciones la mayor parte de los jefes no sabían conducir mayor fuerza que un pelotón, porque todavía no se había logrado tener unidades grandes que tienen que ser dirigidas por un jefe y que tienen muchas misiones. Como vemos, son saltos que se van dando.
¿Qué pasó con esto el 10 de enero?. El 10 de enero dimos un salto propiamente casi como sobre un abismo, en lo desconocido. Después de actuar durante varios años, cada vez con mayor experiencia, en la conducción de guerrillas urbanas y suburbanas pequeñas, dimos el salto al ataque de cuarteles, para lo cual se necesitaba ya manejar 200-300 hombres.
En los primeros choques en Chalatenango y en otros cuarteles, lo primero que vimos es que ya para ese tipo de combate no había experiencia. Era un salto hacia una calidad de combate bien diferente. Lo primero que tuvieron que aprender los combatientes es a no gastar los cartuchos, porque, por ejemplo, en ese asalto a cuarteles que nosotros hacíamos en enero del 81 quedaron los muros perforados, pero eso no le hacía mayor daño al enemigo, era un enorme gasto de municiones y se fue viendo que se gastaban de tal manera las municiones, que después no se podía tomar el cuartel, aunque estuviera desmoralizado el enemigo y a punto de entregarse. Experiencias todas que se fueron adquiriendo.
Para superar 46 ofensivas del enemigo en todas partes durante 10 meses, había que tener experiencia (la que se fue adquiriendo en combate). Ya a esas alturas, a fin de año, se retoma la iniciativa debido a una real capacidad de conducción, de coordinación, no sólo estratégica, sino que también a nivel de los mandos.
De fines de año en diciembre a los primeros meses del 82, se avanzó en modalidades operativas y se pasó a otro elemento importante que nosotros en las FPL lo consideramos básico para nuestra estrategia de Guerra Popular, pero no había sido asimilado por las otras fuerzas: la necesidad de la ofensiva continua con todo lo que se tenga, estar golpeando al enemigo con todo lo que se tenga en todas partes, no dejarlo a gusto. Precisamente eso es lo que hace que el enemigo ponga puestos fijos por todos lados y se debilite en el sentido de no poder convertirse en fuerza móvil.
En nosotros ha sido ese desde el inicio nuestro principio de operatividad, desde hace años, pero las otras organizaciones no tenían ese principio y no lo consideraban realmente como el principio básico. Sino que se organizaba una campaña, digamos que dure 15 días, y luego a descansar durante 3-4 meses, mientras que la operatividad nuestra continuaba por todos lados y eso nos permitía ir logrando, ir creando una combatividad, irnos fortaleciendo. Porque tenemos el lema que sólo combatiendo se puede ir fortaleciendo una fuerza revolucionaria. Sin combatir, no se fortalece. El combate es lo que da experiencia. Si durante el combate en una ocasión no se pudo vencer al enemigo, se sacó como saldo la experiencia de las debilidades del enemigo y de las debilidades propias, lo cual nos da astucia, nos da capacidad, para que en la siguiente lucha pueda ser vencido el enemigo.
Sólo así, sólo combatiendo se puede realmente desarrollar una fuerza revolucionaria. Ese es nuestro principio.
12. La Ofensiva Revolucionaria Continua.
Dentro de ese telón de fondo que es la ofensiva contínua, tiene que haber la combinación de golpes pequeños, golpes medianos, golpes grandes. Golpes pequeños hasta de un hombre, que bota un árbol para cerrar un camino, un pequeño grupo de pobladores que abren una zanja para que no puedan pasar los vehículos, acciones pequeñas de botar postes de luz eléctrica, de telegrafía, etc., acciones que al principio ni siquiera trascienden, que son decenas diarias, pero que ni siquiera trascienden como noticias. Y en combinación con golpes medianos a fuerzas medianas del enemigo, pequeñas emboscadas, ajusticiamientos de paramilitares, golpes medianos y sabotajes medianos de la milicia, en combinación con la guerrilla local. Y además, golpes fuertes, ya de carácter estratégico. Esa combinación es lo que nosotros consideramos la ofensiva continua, con todo tipo de armas, es decir con armas de guerra, con armas caseras, explosivos caseros e incluso con armas hechas por la población, como una vara de bambú. Es decir, con toda clase de armas es que tenemos que combinar los golpes pequeños, con los medianos y los grandes. Armas de fabricación casera, armas de guerra (incluso artillería), explosivos, etc.
Todo eso forma un tejido de golpes al enemigo que tiene que ser continuo y en todas partes del país: que por allá se derrumbó un poste, que por otra parte una emboscada, que por allá se apagó la luz, porque botaron los tendidos eléctricos, por otro lado $e dinamitó un puente, por otro lado se asaltó un puesto fijo, en las ciudades: sabotajes o golpes de mano, etc., etc. Todo esto es diariamente. Decenas de acciones diarias en todo el país.
Ese concepto de operatividad continua que le llamamos la ley de la Ofensiva Continua, como ley de la Guerra Popular, comenzó a ser cada vez más comprendido.
En los tres primeros meses de 1982, dentro de ese telón de operatividad continua, se llevó a cabo un salto en la capacidad de asaltos a puestos fijos del enemigo. Desde enero hasta abril se tomaron varios puestos fijos importantes, por ejemplo, el puesto de San Fernando se aniquiló y se capturó y fue requisado armamento en San Ignacio, en Nueva Trinidad. En Carrizal, Ojos de Agua, en Dulce Nombre de María, etc., se hicieron una cantidad de asaltos que ya tenían el siguiente lema: "Vencer, Aniquilar y Requisar". Todos estos en Chalatenango, en el Frente "Apolinario Serrano".
Entonces en los primeros meses la cantidad de armas que se le comenzó a requisar al enemigo fue bastante grande.
Lo mismo en Morazán, se logró gran éxito en una serie de asaltos a posiciones fijas con buenas cantidades de requisa de armas, de aniquilamiento, de prisioneros de guerra, etc. También en San Vicente, en Usulután, en Cuscatlan* (*así en el original) (cerca del Cerro de Guazapa), en Cabañas, en toda una serie de distintos lugares se llevó a cabo asaltos a puestos fijos del enemigo, lo que significó un salto evidente en la capacidad de aniquilamiento y requisa de armas a puestos fijos del enemigo, aunque sean pequeños, Cuyo resultado era en unos lugares 25, en otros 30 armas, en otros 10 y así sucesivamente. Lo que en su conjunto representaba una gran cantidad de armas para la revolución.
En esos tres meses además se intensificó el sabotaje, para asfixiar la economía, que es una economía en crisis tremendamente grave. Se tomaron los terrenos de sabojate*(*asi en el original) fundamentales que ya han pasado a ser tradicionales: la electricidad. No se trata de destruir las plantas generatrices fundamentales, sino de interrumpir o de destruir las líneas de conducción o de sub-estaciones. Al principio costaba, pero ahoran se ha tomado práctica.
Esto es de un efecto tremendo, porque la electricidad en la vida moderna es el alma de la industria y de todo. Si pasa varios días sin electricidad San Salvador, la industria que ya está bien limitada (alrededor de un 30% de su capacidad, pues han cerrado como 300 fábricas), con los apagones se limita aún más su actividad. Un apagón de medio día es un apagón que produce el efecto de millones de colones de pérdidas, un apagón de varios días es una cosa que va hundiendo más y más la economía.
De manera que la electricidad es una cosa clave en la guerra popular, así lo fiemos comprendido nosotros.
Luego el combustible, porque sin combustible la vida moderna se paraliza, es otro de los renglones "corrientes" de los sabotajes, que cada vez hemos ido dominando más.
En tercer lugar el cierre de caminos. Ya hay en el territorio una gran cantidad de kilómetros de camino que el enemigo ni los particulares lo pueden caminar.
En Chalatenango hay tan enormes extensiones (en las cuales ya se han borrado las carreteras), donde queda sólo el trillo por donde pasa la gente con los caballos caminando, pero el resto está cubierto por zacate, por maleza, es decir, ya hay algunos lugares donde se han borrado las carreteras. Mientras en toda la zona cercana a la guerrilla, sobre todo en la zona central por donde van las dos grandes carreteras: la Litoral y la Panamericana, (en la zona paracentral, en Usulután y San Miguel) se producen sabotajes continuos a esas carreteras y emboscadas contínuas al enemigo en movimiento. Y hay otras carreteras claves a las que se les ha puesto mucha atención.
El problema de las carreteras lo hemos tomado como un problema básico, a tal grado que, por ejemplo, ahora algunos tramos de carretera entre San Miguel y San Salvador, con mayor eficacia se paralizan con sólo anunciar que no permitiremos transitar por ellos durante determinado tiempo.
También los puentes. La voladura de los puentes para nosotros ha sido clave. Puentes estratégicos, vitales, en distintos puntos. El año pasado hemos botado alrededor de 50 puentes, incluyendo el "Puente de Oro", de cuya voladura el 15 de Octubre de 1982 se cumple el primer aniversario.
El mismo tenía 1 Km. y medio de largo, era colgante, en fin, era una maravilla de ingeniería, pero desgraciadamente hubo que botarlo. Esto le ha creado al enemigo un gran problema y han tenido que meter dos compañías y otra compañía para reforzar puestos aledaños. Para comunicarse con oriente les ha quedado solamente el puente Cuscatlán y un puente de vías férreas a medio habilitar.
El sabotaje a los puentes ha sido a profundidad y en estos meses se intensificó (en los tres primeros meses de 1982).
Y luego las comunicaciones. Las comunicaciones son importantes (comunicaciones de todo tipo), las comunicaciones telegráficas, las telefónicas y últimamente hemos volado como 5 estaciones o subestaciones de micro-onda. Incluso estaciones de transmisiones por vía satélite.
Entonces, el sabotaje lo hemos gradualizado* (*así en el original) a profundidad, junto con el asalto a puestos fijos.
13. Ofensiva revolucionaria en marzo de 1982.
En marzo de 1982 lanzamos otra ofensiva. Una ofensiva mayor que la de enero. Fue durante las elecciones. No se pudo impedir en San Salvador un relativo cuadro de elecciones, pero para nosotros a nivel nacional significó una ofensiva con saldo mucho mayor que la de enero. Dejó mucha mayor experiencia, mayor conocimiento de mando en esta ofensiva. En diversas zonas se logró movilizar y dirigir en operaciones combinadas varios cientos de hombres.
Para tener una idea: en Usulután las tropas que convergieron no eran para un solo ataque, sino con la concepción de diversas misiones, de diversos operativos, de los cuales naturalmente una era la dirección principal y además había otras direcciones secundarias, como el aniquilamiento de los refuerzos. Son operaciones que abarcan un gran radio geográfico y al mismo tiempo un gran volumen de combatientes, volumen de armas, y una complejidad de misiones operativas que tienen que estar no sólo bien concebidas, sino bien combinadas.
Hay que tomar en cuenta que esto se hace en condiciones en que el FMLN tiene 5 ejércitos y en el que todavía no se puede llevar a cabo una sola dirección con un solo jefe. Todavía no se ha llegado a ese grado de combinación de fuerzas. Sin embargo, se está logrando tal coordinación de ejércitos y tal combinación de fuerzas que coordinen las unidades de varios ejércitos dentro de un plan común.
En marzo la concentración y combinación de grandes fuerzas, actuando simultáneamente en varios frentes y zonas, fue un gran salto en la Guerra Popular: en Chalatenango, en Morazán, en Usulután, en Guazapa, en San Vicente y otros puntos importantes del país.
Esto da nuevas posibilidades a la guerra, porque ya se puede lograr la concentración de grandes fuerzas, lo que permitió a los jefes tácticos tener experiencia para misiones de esa complejidad y dimensión.
Muy diferente fue cuando lanzamos la ofensiva de enero de 1981. Lo que refleja que las fuerzas revolucionarias han ido adquiriendo consistencia, fortaleza y capacidad, agilidad y efectividad en los golpes al ejército títere.
14. Derrota de los títeres en junio de 1982
Esto se reflejó aún más en junio de 1982. En esa época el ejército, luego de estar varios meses preparando tropas móviles (el imperialismo le había preparado tres brigadas móviles especiales, de fuerzas élites), estaba dotado de enorme poderío aéreo y helicópteros para traslación y también para el bombardeo y de una saturados potencia de artillería principalmente, fue así que cada vez más comenzó a utilizar los cañones de 120 y 105 mm., además de los morteros corrientes de 60, 81 y 120mm. Los cañones de 90 mm, que son un arma liviana, que la maneja un hombre con otro ayudante, que tiene una potencia grande, es un arma sin retroceso, su ataque es sorpresivo, porque no da lugar a escuchar la detonación y a esperar, hacerse. a un lado o tirarse a la trinchera, sino que en el mismo segundo hace impacto. Y como es muy liviana, es un arma operativa en la montaña, que no necesita de hacer mediciones, sino que allí mismo está tirando.
Entonces como decíamos, con todo ese tipo de armamento, además de los aviones que habían estado usando en Vietnam: los A-37, de los cuales hay dos tipos: los A-37A, que tienen capacidad para llevar 6 bombas de 500 6 750 libras, en las dos alas (tres en cada ala) y el A-37-B que tiene capacidad para llevar 8 bombas de ese tipo, además de las piezas de ametralladoras, etc., con todo eso el ejército se lanzó en junio a la ofensiva que llamó "ofensiva para destruir a la guerrilla". Se lanzó contra Chalatenango, contra la parte oriental y central de Chalatenango.
En la parte oriental en la primera fase, y luego la segunda fase del operativo fue hacia el centro de Chalatenango y no logró sus propósitos.
Allí asaltaron las tres brigadas élites por primera vez; por lo cual se esperaban allí resultados espectaculares, porque además estaban reforzados por el cuartel de Sensuntepeque y Chalatenango, por la brigada de artillería, la aviación, y además, las fuerzas fijas que tenían en ese lugar, también varios cientos de Guardias Nacionales y Policía de Hacienda.
A los doce días de la ofensiva el enemigo se retiró sin grandes éxitos, sólo con la muerte de alguna decena de pobladores. Como se ve, el estreno fue muy frustrante, con unas 100 bajas de parte de las unidades de combate móvil del enemigo.
Los compañeros de Morazán comenzaron a actuar en esos días al atacar Perquin y San Fernando. Entonces el enemigo organizó otra ofensiva para Morazán. Y luego las fuerzas nuestras en otros lugares, en otros departamentos, comenzamos a aprovechar la coyuntura de que el enemigo se estaba concentrando bien en Chalatenango, bien en Morazán y organizamos fuertes golpes en la parte central y en la parte occidental del país.
En síntesis, que el estreno de esas tres brigadas se convirtió en el mayor golpe hasta entonces para el enemigo en lo que va de la guerra.
En el mes de junio, cuando el enemigo lanza concentradamente sus fuerzas élites fundamentales, es cuando el enemigo tiene el mayor desgaste de toda la guerra. Más de 150 armas recuperadas, alrededor de 500 bajas (en distintas operaciones y distintos escenarios de lucha) y hasta fue capturado el segundo Jefe del ejército, el Subsecretario de Defensa. En lugar de salir victorioso el ejército con el estreno de sus unidades móviles élites que tanto había propagandizado el imperialismo, resultó el revés más grande de toda la guerra hasta entonces. lo cual produjo una gran desmoralización en las filas internas del ejército.
Esto fue aprovechado en los siguientes meses (después de junio), al seguir con la operatividad contínua. Y toda esa experiencia de la operatividad contínua, de la combinación con campañas que se han llevado a cabo, la derrota de estas fuerzas élites, la desmoralización del ejército enemigo, nos ha permitido lanzar una campaña prácticamente inesperada por el enemigo, una campaña que ha ido cobrando fuerza convirtiéndose en la ofensiva más dañina para el ejército títere hasta hoy en la guerra. Se trata de la ofensiva llamada en honor a los "Héroes y mártires* (*así en el original) revolucionarios de Octubre", que comenzó el 10 de octubre con el aniquilamiento y requisa de los medios de guerra en las posiciones fortificadas del enemigo en El Jícaro y Las Vueltas en Chalatenango.
15. La Campaña "Héroes y Mártires de Octubre".
Esta tuvo la característica de ser sorpresiva: no como las anteriores en las que nosotros decíamos 15 días antes que íbamos a empezar la ofensiva, dando hora y lugar, con un triunfalismo infantil. Ya por el 14 de marzo te estaban dando a conocer a todo el mundo que el 25 iba a comenzar una ofensiva general e insurreccional y se le hacía un llamado al pueblo a la insurrección general.
En cambio en esta ocasión parece que el enemigo fue cogido por sorpresa y sus efectivos han sido duramente golpeados. El desgaste de sus fuerzas móviles y de sus fuerzas fijas ha sido muy grande. En lo que va del curso de la guerra el enemigo ha sufrido el drenaje mayor en hombres y en armas, lo que naturalmente va a repercutir en su moral.
Estas acciones tienen una característica nueva. Habíamos visto que los tres primeros meses de este año fueron principalmente ataques a puestos fijos, sabotajes, pero la ofensiva actual tiene una característica nueva, con un pensamiento más dinámico de golpear al enemigo en movimiento, de golpearlo y requisarle sus armas, pero a unidades cada vez mayores de sus tropas. Desgastar sus fuerzas y especialmente sus fuerzas élites, cada vez en mayor proporción.
Ese pensamiento ahora es fundamental, porque ya se tiene mayor capacidad.
En esta ofensiva también se ha dado un salto en lo que respecta al asalto a puestos fijos. Salto que es trascendental para el curso de la guerra. Y es que por primera vez, las fuerzas revolucionarias mostraron capacidad para destruir una compañía del enemigo bien armada, bien atrincherada, con numerosos puestos de fortificación, de protección. Esta compañía fue aniquilada, requisados sus medios de guerra y luego ocupadas sus posiciones. Hecho que se da por primera vez en esa dimensión en lo que va del curso de la guerra.
Una compañía, cuando está atrincherada, no es tan fácil desalojarla. En este caso eran 113 hombres, con sus morteros, sus ametralladoras, sus fusiles. Además este puesto atrincherado constaba de dos círculos de defensa atrincherada. Uno exterior, en la periferia, con casamatas, barricadas de piedra, trincheras, en fin, toda una obra de ingeniería militar para la defensa. Y hacia adentro otro tanto, es decir, toda una línea de trincheras, más fortificaciones, puesto que están alrededor de su Comandancia al interior de la población. Resulta que esta población, El Jícaro, no es una población con las casas bien concentradas, sino que tiene un núcleo de casas concentradas, pero en general es bastante dispersa en medio del monte y por lo tanto se vuelve bastante grande el perímetro que hay que atacar.
Los ataques a los puestos fijos requieren una característica; la sorpresa. Si se pierde ésta, entonces las defensas se organizan adentro y la situación se vuelve más difícil. Con todas esas desventajas nosotros logramos destruir por primera vez una compañía como la descrita. Evidente salto que realiza la lucha revolucionaria y que da a meditar a cualquier observador militar. Teniendo en cuenta también que no fue sólo una, sino dos los cuarteles, o puestos fijos fortificados que se atacaron simultáneamente y que se destruyeron y requisaron sus armas.
En esta ocasión se ve cómo el enemigo hoy ya se rinde con mayor frecuencia y en mayores cantidades. El número de rendidos en el ataque a la compañía fue de 71, los cuales al ver que iban a ser aniquilados, entregaron sus armas y se rindieron, recibiendo un trato humano como prisioneros de guerra.
Por parte del enemigo, la tendencia a rendirse es un elemento nuevo. Antes el enemigo peleaba hasta lo último y ahora, en cambio, el enemigo comienza a rendirse con mayor facilidad.
Eso es por la línea política correcta de las fuerzas revolucionarias que se ha estado dando libertad a los prisioneros soldados. Estos, entran a los cuarteles nuevamente, derrotados, con baja moral y mostrando físicamente que no han sido tratados mal ni mucho menos aniquilados, con lo cual se revierte el argumento de los altos mandos, que los quieren hacer pelear hasta lo último con la calumnia de que van a ser muertos, al ser capturados. Entonces esto está comenzando a dar efecto, lo cual es muy peligroso para el enemigo.
Y la tercera cosa que está sucediendo es que el enemigo ha comenzado a meditar mucho antes de enviar refuerzos. En El Jícaro se planeó la acción de tal manera que se consideró que sería inevitable el refuerzo; pero el enemigo no mandó refuerzo. Lo que hizo el enemigo fue llegar a una parte que se llama Las Peñas, La Montañita; se le atacó, incluso se empleó artillería contra sus concentraciones y se derribó un helicóptero, producto de un impacto de nuestros compañeros. Fue derribado por la columna 1 de la guerrilla local dirigida por el Cro. Ramón.
Todos esos lugares ahora no están ocupados por el enemigo, sino por nuestras fuerzas.
Dada esta nueva situación, el enemigo piensa mucho antes de enviar refuerzos, debido a los golpes recibidos y a la capacidad operativa actual de las fuerzas revolucionarias.
Lo que hace es aguantarse 15 días, un mes, dos meses y luego organizar una expedición grande para una ofensiva grande de varios miles de soldados.
Esa es una modalidad que está tomando el enemigo frente al poderío de las fuerzas revolucionarias.
Y esto está produciendo un nuevo elemento en nuestra Guerra Popular de Liberación: que gradualmente algunas zonas de control revolucionario van pasando a convertirse en zonas liberadas. Estamos en esa fase de transición.
Gracias.
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
¡Unidos para combatir hasta la victoria final!
¡Revolución o muerte, venceremos!
* Conversación sostenida por el Comandante Marcial con revolucionarios latinoamericanos. (Octubre, 1982).


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