sábado, 21 de enero de 2012

LO QUE NO SE DICE DE LOS ACUERDOS DE PAZ


En su libro “la sociedad civil en el proceso de transformación social” el doctor Carlos M. Lobato expresa lo siguiente: “Los acuerdos de Chapultepec son un error histórico que ha puesto en peligro el presente y el futuro del país. Para la sociedad civil de hoy día, la revolución no es exigencia de una utopía sino de supervivencia.”

Pero también el FMLN consideraba en la proclama de Octubre de 1991, tres meses antes de la firma de los “acuerdos de paz” en Chapultepec que: “Ha crecido la miseria y aumentado la opresión. La revolución es necesaria, nuestro país está hipotecado y más dependiente que nunca de los Estados Unidos; mientras la riqueza este en pocas manos, no habrá democracia real, no habría igualdad de oportunidades, no serán todos los hombres iguales a la ley y se mantendrá la injusticia social.”

Agregan: “que es necesario una reforma agraria profunda, verdaderamente campesina, ya que este cambio es estructural, será el más determinante en el orden económico, para resolver la injusta distribución de la tierra, causa fundamental del conflicto social, y principalmente de lo que es el desarrollo y modernización económica de nuestro país.”

En esa época, Octubre de 1991, la cúpula del FMLN “comunista” estaba consciente del necesario cambio social revolucionario en el país, al igual que el Dr. Carlos M. Lobato y en concordancia con aquellos revolucionarios que iniciaron la lucha armada aquel 1 de abril de 1970, “Guerra Popular Prolongada, Revolución o Muerte, el Pueblo Armado Vencerá; bajo la dirección del obrero panificador Salvador Cayetano Carpio.

¿Por qué? A tres meses de la proclama la cúpula del FMLN cambia radicalmente su otrora posición revolucionaria por acuerdos abstractos, que no definen nada concreto para el pueblo, especialmente los campesinos, a los que han considerado “cambio estructural y más determinante en la proclama de Octubre.”Los acuerdos de Chapultepec, mirándolos en perspectiva histórica, fueron el instrumento idóneo que permitiría la entrada en el país, en forma subliminal, del proyecto neoliberal, que ya apuntaba hacia centro y Suramérica, después de su consolidación total en México como Tratado de Libre Comercio, TLC, establecido formalmente en 1994.

En El Salvador, basta revisar los “acuerdos de paz” en el Capitulo V “Tema Económico y Social (que bajo el numeral 6 expresa lo siguiente) “medidas para aliviar el costo social de los programas de ajuste estructural” para entender el futuro económico que amenazaba al pueblo salvadoreño en general; de ahí el razonamiento del señor Carlos M. Lobato.

Para el imperialismo era necesario pacificar El Salvador, inmerso en una guerra interna cruel, que en cierto modo, podría ser obstáculo para la imposición del programa económico de ambición global (o como oficialmente fue declarado “nuevo orden mundial”), pues el conflicto podría regionalizarse retardando los planes del proyecto neoliberal, de consolidar su poderío, y control y dominio regional de la economía de los mercados, de la mano de obra y de la producción. 

Había pues que parar la guerra. Los puntos propuestos eran:
1. Desaparición de todos los cuerpos de seguridad (PN, GN, PH, PA  y todas las patrullas cantonales y defensas civiles;
2. Reducción del ejército nacional en un 50%;
3. Juicio a todos los militares involucrados en masacres de salvadoreños y sus crímenes de guerra;
4.Constituir la Policía Nacional Civil;
5. Destitución y juicio a los miembros de la Tandona;
6. Incorporación de los combatientes del FMLN a la PNC, así como muchos miembros del FMLN a las diferentes estructuras de la PNC.

Acá no se planteo nada de los motivos que provocaron el conflicto, es más y todo lo que como adorno se plantea en los acuerdos imposibles de cumplir por decreto como:
a) Democratizar al país,
b) Irrestricto respeto a los derechos humanos,
c) Reunificar a la sociedad salvadoreña.

Estos acuerdos irrealizables por decreto, a los veinte años, no mejoran, pero empeoran. El primer punto, de terminar el conflicto armado por la vía política, significo entregar las armas en manos del pueblo al ejercito de la oligarquía, ejercito que ahora tiene a un alto militar de “baja” como ministro de justicia y seguridad pública. Casar verdades querido pueblo.

Para terminar este “principio” de revelaciones veamos la opinión de un “comunista” en el poder. “Nosotros lo que estamos reafirmando, lo dice Medardo y lo comparto y lo compartimos todos, que no es un sistema socialista pues estamos dentro de las reglas del sistema; si cuando firmamos “los acuerdos de paz” fue para  meternos a las reglas del sistema y hemos estado dentro de las reglas del sistema” S. Sánchez Ceren.
Y siguen dentro de esas reglas pues ya son parte de la imposición de esas reglas, más claridad no existe, así como no puede haber más cinismo en quienes traicionaron la consigna revolucionaria del pueblo salvadoreño, ahora enemigos declarados del socialismo, niegan la lucha de clases convertidos en administradores de la burguesía, ya no reclaman la necesidad de transformar la explotadora y represiva sociedad burguesa, se han incorporado a ella como lo asegura Sánchez Ceren. Toda la cúpula efemelenista, contra quienes tendrá que luchar de nuevo el pueblo salvadoreño, tras haber perdido la primera batalla a manos de elementos incrustados en el movimiento pero sirviendo a intereses alejados de los del pueblo.

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