jueves, 29 de marzo de 2012

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI: ¿OLEADA PROGRESISTA O REESTRUCTURACIÓN BURGUESA?


Durante estos últimos años, varios gobiernos latinoamericanos han pronunciado -bajo un lenguaje rimbombante- la aparición de una propuesta supuestamente “histórica”, denominada por ellos como “Socialismo del Siglo XXI”. En nombre de este título se han regado promesas sobre los sectores más desposeídos, las cuales han brillado por su demagogia y represión. Para mantener el orden social y político existente reestructuran el Estado actual mediante la formulación de leyes y reformas que afectan directamente a las clases explotadas, es decir quienes reciben los golpes directos son estudiantes, mujeres explotadas, obreros, campesinos pobres de nuestros países. Esto se ha ido combinando con el incremento de la inversión extranjera que nos ha sujetado con más fuerza a las cadenas de la dependencia y al dominio Imperialista sobre nuestros países. ¿Entonces de que tipo de Socialismo nos hablan las élites políticas de la región latinoamericana? ¿A quienes realmente beneficia? ¿Un Socialismo que se acomoda al Capitalismo puede ser un proyecto histórico popular, revolucionario y emancipatorio?

Es así, que surge la necesidad de develar la verdadera fachada de estos “gobiernos -auto-proclamados- progresistas o de izquierda”, y que mediante falsas promesas tratan de ocultar la innegable lucha de clases que se desata en nuestros territorios, implementado de esta manera la muletilla favorita de los tiranos de turno: la de ciudadanía, para ocultar las contradicciones existentes entre pobres y ricos, explotados y explotadores.
¿De donde surge el socialismo del siglo XXI?


Mientras Marx y Engels defendían un programa realmente revolucionario, se encontraron a su paso con algunas corrientes autodenominadas socialistas y que no enfrentaron el orden capitalista; corrientes a las cuales combatieron en su tiempo a través de denuncias y análisis que constan en el Manifiesto del Partido Comunista, definiendo las siguientes corrientes: el socialismo reaccionario, el socialismo conservador o burgués y el socialismo utópico. Sobre el socialismo burgués Marx y Engels decían:

“Este socialismo intenta apartar a los obreros de todo movimiento revolucionario… por transformación de las condiciones materiales, este socialismo no entiende, en modo alguno, la abolición de las relaciones de producción burguesas -lo que no es posible más que por vía revolucionaria- sino reformas administrativas sobre la base misma de las relaciones de producción burguesas, y que, por lo tanto, no afectan a las relaciones entre el capital y trabajo asalariado…”

Lenin también denunciaría en sus escritos a estos tipos de “socialismos no marxistas” liderados por el revisionismo de Bernstein y Kautsky, corrientes que han sido derrotadas en varias ocasiones, pero que con ayuda de las corrientes reaccionarias, y camufladas de las diversas formas en la súper-estructura –y en el mismo marxismo-, se han regenerado para ser totalmente hostiles a una lucha revolucionaria y clasista. Corrientes hostiles pues sirven de brazo derecho al Imperialismo, a las empresas privadas, además de estar compuesta por una intelectualidad reaccionaria –así digan retóricamente recoger algunos postulados marxistas-, pues son totalmente serviles al Estado Burgués, es decir, se encargan de reproducir y adecuar el orden de explotación existente.

Hoy en día nos encontramos con vertientes reformistas y revisionistas que se han readecuado de distintas maneras -de las formas más reaccionarias-, tergiversando las teorías revolucionarias en los centros universitarios y convirtiéndose en un tejido para envolver la realidad de falsos caminos revolucionarios, pues se presentan seudo-teorías socialistas, articuladas a las agendas oficiales de varios gobiernos represores de turno, falsas teorías que proclaman “justicia social”, pero que realmente se han acomodado a los intereses de la burguesía, del capital y del imperialismo.

El “Socialismo de Siglo XXI” se dio a conocer en la Academia desde 1996, por Heinz Dieterich. Luego se lo difundió en la paila politiquera cuando este sociólogo alemán llego a ser asesor político del gobierno de Hugo Chávez. Para comprender qué tipo de socialismo nos presentan los estafadores de turno, es necesario develar que tipo de elementos abarca esta seudo-teoría reformista:

Compuesta en gran medida por elementos de la teoría de la dependencia, del desarrollo y las teorías de la modernización que estuvieron muy en boga entre los intelectuales de los años 60 del siglo XX. Observamos que a partir de las derivaciones del pensamiento “cepalino”, cuya concepción principal fue la del sistema “centro-periferia” y las variadas interrogantes al problema del subdesarrollo, esta corriente proclamaba “la unidad entre el desarrollo y el subdesarrollo”, o más bien lo que sería en concreto la sustancializanción de la dominación imperialista.

Estas teorías son muy apegadas al ideal de progreso de la sociedad moderna y capitalista, cuyos interrogantes han sido los siguientes: ¿Es posible que las naciones atrasadas puedan alcanzar el ideal de progreso que nos muestran las potencias extranjeras?, ¿Cómo modernizar las precarias economías de Latinoamérica?, ¿Cómo modernizar el aparato Estatal Burgués y sus instituciones?. Para todo esto, las repuestas favoritas de estos intelectuales reformistas se reducen en dos términos: democracia e interdependencia. Sin olvidar que la meta final de todos ellos se ha enfocado en el afán de alcanzar la tan romántica democracia imaginada en sus mentes, es decir el paraíso perdido de los reformistas, pues conciben que la democracia participativa es el inicio del cambio, de la “integración”, del acoplamiento ciudadano para una mejor sociedad, sin entender que aquellos tipos de democracia inventados por ellos son simples derivaciones de la misma democracia burgués, pues los reformistas no se plantean el cambio de estructura, sino la readecuación del mismo sistema de opresión.

De esta manera los llamados teóricos de la dependencia, simples reformistas encubiertos por una retórica revolucionaria falsa, no han entendido para nada la totalidad del sistema actual, las contradicciones existentes y sus factores determinantes como la lucha de clases, frecuentemente ocultada por la retórica de estos académicos.

Para rematar, algunos de estos seudo-intelectuales, pertenecientes a las teorías de la dependencia, son mencionados como “teóricos de la corriente marxista”, cuando en verdad lo que han hecho del marxismo es tergiversarlo y reducirlo a premisas que no tienen nada que ver con una revolución clasista. Pues las ideas desarrollistas han estado presentes en la ideología de los reformistas pertenecientes a la academia y al círculo politiquero, cuyo afán ha sido penetrar en el aparataje burgués para modernizarlo y efectivizarlo en función del capital monopólico, pues no combaten la propiedad privada; hablan de dinamizar la producción interna significando la sobreexplotación de la clase trabajadora, la cual recibe salarios de miseria y se mantiene despojada de los medios de producción existentes; hablan de “relación de interdependencia entre dos o más países con respecto al mercado mundial” para ocultar el dominio imperialista, es decir el carácter semi-colonial de varios países en el mundo, los cuales son saqueados por las maquinarias de las grandes transnacionales en complicidad de las respectivas burguesías monopólicas y los tiranos y opresores de turno de cada país dominado por el Imperialismo.

Las propuestas de los años 60’s y 70’s por los denominados “teóricos de la dependencia”, llegaron a ser un fracaso rotundo en las economías de nuestros países dominados por el imperialismo, pues las políticas yanquis entraron con fuerza para tomarse nuestros países como laboratorios del neoliberalismo. Un camino abierto por los mismos reformistas y teóricos de la dependencia, teniendo el caso concreto del ex presidente de Brasil y “teórico de la dependencia”: Fernando Henrique Cardoso, quién llevo a su país al neoliberalismo. Lo que ha significado que los socialdemócratas junto a los liberales, han trabajado en equipo, pues caminan bajo una misma dirección: el fortalecimiento del sistema de explotación existente, el impulso y proteccionismo de la propiedad privada, el saqueo de recursos por parte del imperialismo, la inversión extranjera, la criminalización de la lucha social, es decir caminan para seguir manteniendo el orden establecido: el Capitalismo en su fase superior el Imperialismo.

Tras años de constante desgaste del sistema político burgués, con ejemplos concretos en los países latinoamericanos, bajo las crisis económicas de los 90’s, el derrocamiento de presidentes, las manifestaciones, las huelgas y protestas recurrentes. Bajo estas circunstancias de ebullición social, aparecen estos teóricos desarrollistas nuevamente, y de la mano de Heinz Dieterich lanzan el denominado Socialismo del Siglo XXI, reacomodando las viejas ideas desarrollistas por unas “más actuales”, pues los mismos seguidores de la idea de progreso económico capitalista respaldan esta patraña política. Pues en la palestra politiquera varios de los tiranos y opresores de turno de Latinoamérica han tomado este membrete, vistiendo harapos de una izquierda falsa, bajo las vestiduras de una supuesta revolución histórica, bajo engaños y mentira de una supuesta oleada progresista en América Latina. Bajo estafas simultaneas, el discurso demagógico ha servido para ocultar los golpes que reciben las clases explotadas por parte de estos gobiernos, pues toda esta pantomima ha servido para someter a las clases explotadas a la represión y criminalización. Gobiernos que han fortalecido el Estado Burgués para utilizarlo de mejor manera, para seguir sirviendo a los intereses de los más ricos, para seguir aplicando políticas neoliberales, conjugándolas con un fortalecimiento estatal y un desarrollismo que ha significado un control y dominio Imperialista en crecimiento.

Sobre los gobiernos represores del Siglo XXI

Las elites económicas y políticas han levantado una pantomima denominada “Revolución Ciudadana” en el Ecuador que, mediante el lema de “participación e inclusión”, encubre a nivel discursivo una serie de medidas y políticas, pues para mantener el orden social y político existente se reestructura el Estado Burgués, para someter a las clases explotadas y evitar la movilización social a toda costa. Un gobierno que se ha catapultado por ser uno de los mejores títeres del imperialismo, pues sus convenios están vinculados con la represión y la expulsión de campesinos pobres de sus territorios, militarizando estos sitios para ingresar la maquinaria de las diversas corporaciones extranjeras. El gobierno de turno mantiene conversaciones y acuerdos con el Imperialismo, quienes tratan temas en cuanto a la esfera laboral en nuestro país (es decir, como dinamizar la producción o sobreexplotar a la clase obrera), el sistema financiero (es decir, la repartición del festín bancario y quienes se quedan con las ganancias de las altas tasas de crédito por inversión) y la extracción de recursos de los sectores estratégicos: minería, hidroeléctricas y petróleo.

Este gobierno se propone transgredir los derechos laborales apelando a la necesidad de “dinamizar la economía” o sobre-explotar a la clase obrera, con las políticas de despidos masivos en el sector público. Además de que estas leyes atentan contra las formas de organización sindical, pues es evidente que la agrupación de obreros que adquieran una conciencia política revolucionaria acarrea un perjuicio para los capitalistas, colocando trabas para que los trabajadores no puedan constituir organizaciones clasistas, es así que al movilizarse y declarase en huelga o repartir volantes estos son reprimidos o amenazados con despidos o simplemente despedidos. Mientras que las agrupaciones entre capitalistas, inversionistas, banqueros son habituales y aceptadas. Pues este gobierno hace todo lo posible por sostener la propiedad privada, es decir la acumulación de capital en pocas manos.

Los Centros de Educación Secundaria y Universitaria se reforman para convertirse en instituciones para la formación de mano de obra barata, o tecnócratas sumisos a los intereses del Estado burgués, de la empresa privada y del Imperialismo. Es así que la educación pierde todo carácter social para convertirse en una herramienta que forja esclavos para los más ricos. Una educación donde los “letrados” se forjan para dominar y las “masas explotadas” se forjan par la esclavitud salarial.

Los mecanismos de control político se han incrementado, buscando cooptar y además crear sus propias organizaciones de jóvenes; tener el control de centrales sindicales; manipular dirigentes barriales y generar los denominados centros de desarrollo comunitario en el sector barrial con ayuda de los municipios; además de asegurar organizaciones en el sector rural; todo esto para generar bases sociales manipuladas y engañadas que le sirvan de malla protectora al gobierno represor de turno, esto pues contrastado con políticas de criminalización de la lucha social. Un gobierno que ha implementado medidas filo-fascistas claramente.

Por otro lado, el Gobierno de Hugo Chávez mantiene similares estrategias, impulsando políticas que atentan contra los sectores populares, una de ellas es el Plan de Estatizaciones, en la cual se han expropiado empresas privadas en nombre del Socialismo del siglo XXI, este tipo de expropiación no tiene el fin de entregar los medios de producción a las clases explotadas obviamente, pues continúan siendo esclavos asalariados, cuyas condiciones laborales son precarias, se expropian estos medios de producción pero pasan a manos de las élites políticas y el Estado burgués. Los directivos y altos gerentes son nombrados por el mismo gobierno para asegurar los intereses de las élites económicas y políticas de aquel país. Los obreros de las empresas que pasan a manos del estado burgués no se les permiten organizarse en sindicatos, atentando contra la organización de los trabajadores; además impera la inestabilidad laboral, pues muchos de los trabajadores de estas empresas ingresan como “colaboradores”, sin la constancia de un contrato, existiendo despidos constantes. El gobierno de Chávez vende la mayor parte de su petróleo a EEUU, manejando una economía totalmente dependiente como la de sus antecesores. Además de ser un buen amigo comercial del imperialismo, Chávez actúa como un agente más de éste al cumplir con la función policial represiva de persecución y hostigamiento a los luchadores sociales. En el transcurso de los meses de mayo y junio del 2011, el gobierno de Chávez ha entregado al gobierno de ultra derecha colombiano al periodista Joaquín Becerra y a Julián Conrado, militante de las FACR conocido como “el cantante”. No sería de extrañarse que los acercamientos de Chávez a las FARC, lejos de impulsar un apoyo político a éstas, hayan tenido un interés agencioso y policial.

El Gobierno de Evo Morales, significó para muchos reformistas e “intelectuales indigenistas”, la aparición de un mesías que llevaría la emancipación indígena a su logro, siendo una concepción errónea, pues la lucha culturalista y étnica conlleva a luchas particularistas que no combaten realmente el orden existente, pues los revolucionarios entendemos que el campesinado pobre conformado en su mayoría por indios es verdad, pero también por otras etnias, deben necesariamente adoptar una posición clasista y revolucionaria, al igual que los obreros, que los estudiantes y mujeres. Además ese mismo presidente indígena echa bala y reprime a miles de indígenas que se oponen a su lógica extractiva. Además la “inversión extranjera” directa en el pasado 2011 bordeó los 700 millones de dólares, cifra que duplicó al promedio registrado en el período 2006-2010, pues los gobiernos de Francia, Brasil, China, Rusia, Japón, India, Irán y Corea, entre otros, en coordinación con empresas arraigadas en esos países, han realizado las respectivas conversaciones y acercamientos con el gobierno de Evo Morales para inyectar capital extranjero y emprender el saqueo de recursos. Lo que indica que el dominio imperialista -bajo las políticas desarrollistas de estos gobiernos del socialismo del siglo XXI- continúa con el festín de la inversión extranjera y el saqueo de las materias primas de Bolivia y la represión al campesinado pobre.

Es importante comprender que la estafa política de los tiranos de turno de Ecuador, Argentina, Uruguay, Bolivia, Venezuela, etc. alientan la existencia misma de la propiedad privada, es decir la existencia de clases trabajadoras explotadas y esclavizadas para provecho de los ricos y dueños de los medios de producción. El Socialismo del siglo XXI no combate la propiedad privada, siendo aquello uno de sus principios, por lo tanto no combate el sistema capitalista en su etapa superior el Imperialismo, trata de perennizar la explotación y el dominio imperialista, además de que estos gobiernos han utilizado medidas para criminalizar la protesta social. Ante esto, los revolucionarios consecuentes tienen presente que para hablar de un verdadero camino revolucionario es necesario combatir la médula del orden burgués existente: la propiedad privada y todo lo que garantice su existencia. Para los revolucionarios consecuentes la meta no es la democracia que venden estos gobiernos de turno, pues bajo el poder burgués, la democracia solo es efectiva para las élites políticas y económicas de cada nación, y bajo los gobiernos de turno del siglo XXI estas estructuras burguesas han sido fortalecidas en perjuicio de los desposeídos.

Ante los golpes de estos gobiernos pro-imperialistas, debemos ser contundentes en nuestros actos con el objetivo de seguir fortaleciendo la organización popular bajo los principios de la independencia de clase, bajo una dirección revolucionaria que se planteé la construcción de una nueva sociedad. Denunciar a los opresores de turno que con falsos discursos llevan la palabra “pueblo” y “revolución” en sus bocas para burlarse de las luchas de los desposeídos, para seguir alimentando la mentira de las democracias burguesas.

De esta manera el trabajo organizativo consecuente y honesto debe cobrar fuerza, demostrándose la firmeza y la convicción de personas entregadas en este camino de lucha. Es importante dar saltos cualitativos, defendiendo el interés clasista de los explotados. Combatiendo con fuerza al imperialismo, al Estado Burgués, al gobierno de turno, a los patrones y explotadores, al oportunismo.

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